Los periodistas en 2020 van a tener que afrontar la posibilidad de que la confianza en los medios caerá en los próximos años. Esta predicción no refleja mi evaluación sobre cómo andan actualmente los medios ni mi mirada sobre el contexto social más amplio en el que se desenvuelve el periodismo. Está simplemente basada en una observación: desde 2015, la confianza en los medios ha caído en la mayoría de los países. Y en nuestra comunidad aún no hay consenso real sobre por qué eso viene ocurriendo o qué debe hacerse al respecto. Así es difícil imaginar que esa tendencia se vaya a revertir. Por consiguiente, mientras la mayoría de los líderes digitales encuestados tiene confianza en las perspectivas futuras de sus compañías, que enfrentan disrupciones tecnológicas y de negocio, la disrupción social y política de la erosión de la confianza pública sigue como un desafío para muchos medios.
Erosionando la confianza
Según datos del Digital News Report del Reuters Institute, en el plano nacional los niveles de confianza en los medios cayeron un promedio de cinco puntos porcentuales desde 2015 en 18 países. Por supuesto, si analizamos con más detalle la información las cosas se tornan más complicadas. En diez de los 18 países sobre los que tenemos datos desde hace cinco años, la confianza cayó. Pero en los otros ocho aumentó o se mantuvo (ver cuadro). Más: incluso en esos países donde la confianza cayó, de cierta forma la disminución parece menor a la que podríamos haber inferido a partir de la narrativa de crisis que permea muchas discusiones.
Proporción de gente que confía en la mayoría de las noticias la mayoría del tiempo
(2015-2019, países elegidos)
Dicho eso, las pequeñas disminuciones de año en año en algunos casos se combinaron para producir caídas considerables de unos diez puntos porcentuales desde 2015.
En Alemania, la proporción de quienes confían en la mayoría de las noticias la mayoría del tiempo ha caído de 60% en 2015 a 47% en 2019. En Finlandia los números descendieron de 68% a 59% y en el Reino Unido, del 51% al 40%.
El cuadro también revela que los países que han experimentado caídas (indicados en violeta) son los que empezaron con niveles de confianza relativamente altos. De los once países en los que la confianza superaba el 40% en 2015, ocho tuvieron caídas significativas y los tres restantes mostraron cifras estables. Los únicos países que vieron un crecimiento en los últimos cinco años son aquellos que en el comienzo tenían niveles de confianza relativamente bajos. Cuando se trata de la confianza del público en los medios, parece que las cosas tienden a empeorar antes de empezar a mejorar.
¿Qué impulsa la erosión de confianza? ¿Se puede hacer algo para revertir las tendencias descendentes? Debemos tener en cuenta que la confianza en los medios no está enteramente en manos de los periodistas y las empresas de noticias. Mucha gente no tiene opiniones fuertes sobre los medios. Y otros estudios trasnacionales han mostrado que la confianza en los medios está cada vez más relacionada con los niveles de confianza en la política. Si cae la confianza en las instituciones políticas, eso arrastra a la confianza en los medios. Y si la situación política se torna más polarizada, grandes sectores de la población pueden considerar sesgadas incluso las coberturas de los mejores medios. Por lo tanto, la percepción de la gente sobre el periodismo y los medios está profundamente influida por la percepción que tiene sobre otras instituciones y por las señales que dan políticos y demás élites: políticos y élites que en algunos países atacan explícitamente y cada vez más agresivamente a los medios independientes y cuestionan la integridad y los propósitos de los periodistas.
¿Qué puede hacerse para incrementar la confianza? En términos de lo que el periodismo y los medios pueden hacer, un comienzo sería darle una mirada a lo que están haciendo bien según la opinión de gente con distinto nivel de confianza en los medios (y, a la inversa, ver qué les señalan que hacen mal). Como ya escribí, la gente que piensa que los medios hacen un mal trabajo al informar sobre los últimos acontecimientos, que fracasan al hacerles comprender las noticias o que fallan al monitorear y controlar a los poderosos, esa gente es mucho menos probable que diga que confía en la información (ver el cuadro siguiente). Y parece importar poco si creen relevante o no lo que publican los medios y si los medios adoptan un tono positivo o negativo.
Creo que esto muestra que la confianza no tiene que ver con distintas ideas sobre lo que las noticias deben ser sino con lo bien que cumplen los medios con objetivos aceptados ampliamente. Esto es al mismo tiempo un desafío y una oportunidad para el periodismo. En general, la gente acepta que ciertos temas son inherentemente noticiosos y otros no: como resultado, muchas coberturas tienden a ser negativas. Pero le cuesta confiar en medios que actúan de forma pobre al informar sobre lo que ocurre, que no ayudan a comprender el mundo y que no controlan al poder. En otras palabras, la gente con poca confianza en los medios no quiere que esos medios cambien su esencia: simplemente quieren que sean mejores.
Proporción de confianza en las noticias en función de cómo es la cobertura
Pregunta 15, 1-2-3-4-5 (2019): Por favor indique cuánto coincide con las siguientes frases: Los medios monitorean y controlan a los poderosos, tanto personas como empresas/ Los temas que eligen los medios no me parecen relevantes / Los medios muchas veces adoptan miradas muy negativas de los acontecimientos / Los medios me mantienen actualizado sobre lo que pasa/ Los medios me ayudan a entender las noticias del día. Pregunta 6, 1 (2016): Por favor indique cuánto coincide con la siguiente frase: Creo que se puede confiar en la mayoría de las noticias la mayoría del tiempo. Base: bueno/malo. Tono de la cobertura: 12.295/29.774. Relevancia del tema: 21.950/18.876. Control del poder: 31.465/14.479. Inmediatez de la cobertura: 46.881/8.699. Ayuda a comprender: 38.786/11.061.